La verdad es desdicha.

Con una producción improvisada y mediocre se presentó la primera emisión del nuevo programa de López Obrador La Verdad sea Dicha. La lamentable participación de Jesusa Rodríguez en su viejo papel de Carlos Salinas de Gortari demostró que la resistencia creativa es justo eso, resistencia a la creatividad.

El plato fuerte fue una pseudoentrevista a AMLO; de esas que a él le gustan en donde no hay preguntas pero si hay mucho rollo. Al más puro estilo Vicente Fox, el rollo memorizado es recetado una y otra y otra vez: Me robaron la elección, los señores del dinero, el pelele, las tarjetas de crédito, el bulto de cemento, la derecha. También señaló que no hay democracia porque no consiguió transmitir su programa en horario estelar (linda definición de democracia, que un loco consiga tiempo aire gratis en tiempo estelar). En síntesis, la misma imagen apocalíptica que ha fracasado vender y difundir.

AMLO lanzó un ataque que ya se esperaba a Televisa. Bonita forma de conseguir un descuentito en la tarifa de su programa. Justo como lo pronosticara Ciro Gómez Leyva, AMLO, en su papel de pgazteca, toma partido y olvida rápidamente que TV Azteca es parte del fraude. Olvida la privatización obscura de Imevisión y el rol de Raúl Salinas de Gortari. Olvida las prácticas de Salinas Pliego. Todo eso queda atrás. El malo es Televisa. Para no ser obvio, le lanza una advertencia a TV Azteca por si deciden censurarlo. ¿Quién lo va a querer censurar? El Peje ha descendido a nuevas profundidades y ahora se encuentra en la misma liga de la Iglesia Universal y de los infomerciales que se transmiten en ese horario: todos son productos milagro.

Según el dato del propio programa, fueron $ 219 mil pesos que fueron tirados a la basura para que el Peje pudiera volver a sentir el rush de la televisión. Por alguna razón la campaña por tierra no pareció ser del todo efectiva y la ansiedad solo puede ser calmada con la droga T. Nuestro adicto populista promete regresar la siguiente semana con otra instalación de su payasada y así será cada semana ad nauseam.

AMLO tiene la asombrosa capacidad de seguir cayendo cuando se piensa que ya tocó fondo. Lo siguen desertando sus seguidores, sigue bajando en las encuestas, el PRD no ve el momento de safarse de el y sigue enterrandose en las profundidades de la demencia. Sus fanáticos lo seguiran apoyando por siempre, lo cierto es que ha perdido capacidad de asombro. Ya nada puede ser más ridículo que lo que hizo anteriormente. Si sigue así, tendrá que pedir que la «resistencia creativa» deje de ser justo eso, resistencia a la creatividad, y empiecen a fluir nuevas ideas. Su liderazgo esta en un proceso terminal.