sábado, diciembre 02, 2006

AMLO manotea, escupe fuego, insulta y fracasa.


Su capacidad de convocatoria es 100 veces menor a la de su mejor momento.


Se declara el presidente legítimo de México, se lanza a apoyar a la APPO, decide impedir a toda costa la toma de protesta del presidente electo. Su objetivo: sumir al país en una profunda crisis institucional que le rinda la posibilidad de conseguir lo que no pudo en las urnas.

Todo le ha resultado un fracaso. Su toma de protesta causó entre risa y tristeza. La APPO, acorralada, implora por el diálogo y la negociación. Ayer apenas y logró reunir 30,000 personas en su evento del zócalo; esto es cien veces menos personas que las 3 millones que según ellos llegaron a convocar en una de sus asambleas. Trataron de impedir el acceso de los priistas a la Cámara y no solo aparecieron sino que lo hicieron con elegancia, portando banderitas de México y proyectando una imagen pacífica e institucional. Buscaron impedir el acceso a Calderón y para su sorpresa éste apareció junto con Vicente Fox -para poner el dedo en la llaga- y rendir protesta. Trató de llegar con su marcha al auditorio y no pasó de la entrada del bosque de chapultepec, donde iracundo, con su acostumbrada postura descompuesta en la que casi se acuesta sobre el atril, procedió a lo suyo: manotear y escupir fuego, repartir insultos, invocar a los demonios del dinero y el complot, hablar de como no hay democracia en México (probablemente porque Calderón no le pide a su público levantar la mano para ver si están hartos de la inseguridad o la corrupción).

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