Aventuras en la Resistencia: "¡Me quieren asfixiar!" - Fernández Noroña
El vocero del PRD continua poniendo al PRD en ridículo. Esta vez lleva sus "divertimentos" afuera de la casa de transición:
Cronica
“¡Compañeros de los medios… me están apretando… me quieren asfixiar!”, gritó Gerardo Fernández Noroña, con aires histriónicos, muy cerca de la entrada de la casa que ocupa Felipe Calderón, para llevar a cabo las actividades de transición.
El supuesto arrojo que lo había llevado hasta ahí para tratar de “clausurar” el inmueble parecía languidecer, en ese momento, frente a los elementos del Estado Mayor Presidencial.
A la acción de propaganda y provocación, los cuerpos de seguridad reaccionaban fríamente. La anhelada “represión” buscada por los perredistas nunca llegó.
Miembros de la Policía Federal Preventiva y del Estado Mayor Presidencial (EMP) simplemente lo cercaron, junto con Martí Batres, cuando ambos intentaban reventar línea de protección y cruzar el portón principal de la vieja casona ubicada en la calle San Francisco.
El vocero nacional del PRD y el líder del sol azteca en el DF no consiguieron este objetivo, aunque el otro sí: ya tenían encima la atención de los medios.
Fernández Noroña y Batres estuvieron apoyados por Jesusa Rodríguez. Todos habían encabezado previamente una manifestación que inició a las dos de la tarde con 21 minutos en Insurgentes, frente a la Secretaría de Energía.
El vocero del PRD vestido con traje azul y corbata color vino, fue el primero en querer ingresar a la casa de transición mientras el EMP y la PFP ponían vallas y sacaban a unos 10 perredistas que habían logrado burlar el cerco.
Sin posibilidades de avanzar más, Noroña y Batres optaron por sentarse frente a una valla.
En tanto, los policías ponían otras vallas metálicas para impedir que unos 40 simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador lograran pasar.
Sólo los gritos de los perredistas se colaban entre los policías —que traían puesto su traje antimotines— y entre las puertas del lugar donde Felipe Calderón mantenía una entrevista y laboraba de manera normal, en mangas de camisa.
Tres personas que pasaban por el lugar, molestas con el accionar perredista, gritaron, en diferentes momentos: “¡La ley no es tomar las calles; Felipe Calderón es Presidente!”, “¡Váyanse a llorar a otro lado!”.
Y entonces empezó una guerra de consignas: “¡Obrador, Obrador!, ¡Noroña, aguanta, el pueblo se levanta!”.
Los gritos y empujones provocaron que a las cuatro de la tarde llegaran otros 150 elementos de la PFP, además de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública con escudos y toletes.
A las cuatro y media, Fernández Noroña y Batres se pusieron de pie y levantaron el puño. Dijeron que su “misión fue un éxito… porque nos aseguraron que no se podía clausurar y lo logramos… además volveremos”.
Batres, por su parte, se revisaba los bolsillos y, como tratando de seguir la línea teatral, lamentaba que le habían robado alguna pertenencia. Pero nadie le festejó la broma.
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