domingo, julio 29, 2007

Enrique Krauze vs. El Rayito de Esperanza

Vale la pena leer detenidamente la respuesta que hace Enrique Krauze a los ataques de AMLO y Arnaldo Córdova. De nuevo Krauze pone al Peje en su lugar y demuestra que el mesías de Macuspana esta intelectualmente limitado y que lo suyo se reduce a agitar las plazas con la mentira de moda. Más preocupante que el Peje es el caso de Arnaldo Córdova, indica las profundidades abismales en las que se encuentra la intelectualidad de izquierda en México:

Almas puras
Enrique Krauze
15 Jul. 07


En las semanas recientes recibí dos críticas publicadas por dos conspicuos personajes de la izquierda: Andrés Manuel López Obrador y Arnaldo Córdova. Por economía de espacio y por la semejanza entre ambos textos, he creído conveniente responderles en un solo artículo.

En un lugar de su especioso libro, AMLO me llama "tenaz defensor de la derecha" y denuncia que a lo largo de la campaña estuve "dedicado por entero a atacarlo". Le agradezco su atención singularizada, pero temo que su acusación lo retrata, una vez más, de cuerpo entero: para AMLO no hay más ruta que la suya, los críticos son enemigos y los enemigos representan necesariamente el "pensamiento y los intereses de 'la derecha'".

AMLO no rebate la caracterización que hice de él como un Mesías tropical. "En realidad -apunta- no es que yo sea mesiánico, lo que pasa es que Krauze es simpatizante de la derecha y un intelectual orgánico del PAN". Lo curioso es que, para probar mi "organicidad" panista, señala que "promoví" la biografía de Luis Terrazas, empresario y latifundista chihuahuense que fue nada menos que tatarabuelo de... ¡Santiago Creel! Para AMLO, la genealogía certifica la pureza o impureza ideológica de las personas, pero con esos mismos criterios le tengo malas noticias: la esposa de Terrazas era nieta de don Carlos María de Bustamante, el gran cronista de la Independencia, colaborador cercano de Morelos. Creel resulta entonces descendiente directo de un prócer, lo cual -supongo- atenúa mi "culpa" como editor y arroja dudas sobre mi supuesta filiación panista.

El argumento es risible, el tema de la pureza no lo es. AMLO insiste en la necesidad de una "verdadera purificación" de la vida nacional. Su frase, lo mismo que la fórmula "rayo de esperanza", provienen de "La crisis de México", célebre ensayo de Daniel Cosío Villegas publicado en 1946. Aunque AMLO pretende cobijarse bajo la autoridad de aquel gran historiador, no lo logra. Cuando un intelectual liberal como Cosío Villegas usaba esas palabras, la implicación no era revolucionaria, ideológica o religiosa, sino reformista. Un demócrata asume de antemano la impureza de la vida y por eso cree en el imperio de las leyes. No es ése el sentido con que AMLO utiliza la palabra "pureza" y sus derivaciones: él es un líder para quien el mundo se divide entre "puros" e "impuros", con la particularidad específicamente mesiánica de que es él quien decreta la diferencia. Llevada al poder, esa idea de pureza encarnada es el germen natural del autoritarismo, el reverso de la tolerancia democrática.

Me habría gustado responder a Córdova en La Jornada, donde publicó su texto. Por desgracia es imposible. Desde hace años ese órgano omite por sistema -sin derecho de réplica- casi toda noticia o mención sobre mí que no sea denigratoria.

En respuesta a mi artículo "Octavio Paz y la izquierda" (Reforma, 6 de mayo de 2007), Córdova cree refutarme sosteniendo que -salvo una polémica con Carlos Monsiváis- fue Paz y no la izquierda quien se rehusó a debatir los grandes temas de la historia contemporánea. Me temo que Córdova no leyó a Paz. En su obra crítica abundan los textos explícitamente dirigidos a la izquierda, varios memorables como la "Carta a Adolfo Gilly", que dio pie a una discusión sustancial. A estas aperturas de Paz, los sectores más influyentes de la izquierda respondieron -con excepciones como la mencionada- quemando su efigie en el Paseo de la Reforma o ejerciendo contra él la descalificación, la calumnia y el ninguneo. "Cuando Paz -agrega Córdova- se convirtió en estrella de televisión con sus magníficos y muy ilustrativos programas jamás abrió las puertas a una polémica como él decía que quería con la izquierda". Aquí Córdova miente o sufre una extraña falla de la memoria. Al "Encuentro Vuelta", que organizamos en 1990 para debatir sobre la situación mundial después de la caída del Muro de Berlín, acudieron varios exponentes respetados de la izquierda mexicana, entre ellos Adolfo Sánchez Vázquez, Rolando Cordera, Carlos Monsiváis, y... ¡el propio Córdova! Sus intervenciones constan en los videos y libros del Encuentro.

Paz pedía a la izquierda -y yo lo he reiterado- una autocrítica honesta y clara con respecto a los regímenes antiguos y presentes del socialismo real. Córdova se deslinda cómodamente, en un párrafo de antología: "[Krauze] no tiene por qué seguir exigiéndonos a todos que nos arrepintamos de lo que hicieron los dictadores comunistas. Eso es estúpido. Yo qué carajos tengo que ver con el muro de Berlín o con los campos del Gulag". Es increíble que un intelectual -de cualquier filiación- escriba así, mucho menos si es de izquierda. No se trata de un problema de culpa sino de responsabilidad intelectual, porque la historia de esos regímenes que actuaban en nombre del socialismo provocó el sufrimiento y la muerte de decenas de millones de personas. ¿Dónde están los textos o las protestas de Córdova sobre esos regímenes? No es preciso haber pertenecido a la Stasi para admitir la necesidad de la autocrítica, y ahora menos que nunca, porque muchos de los esquemas ideológicos y actitudes autoritarias que sustentaron a esos regímenes siguen vivos en sectores de la izquierda latinoamericana y mexicana. La satanización del pensamiento liberal es uno de ellos, y el propio Córdova lo representa al decir que soy de "derecha" porque soy liberal.

Hay finalmente, en el texto de Córdova, un tono que entristece y desconcierta. ¿Por qué un profesor universitario de su rango pierde a ese grado la compostura, la más elemental civilidad? Esa intemperancia es uno de los legados más preocupantes que dejó el "estilo personal" de López Obrador. Proviene de una torcida noción de superioridad moral, de pureza, que es el rasgo más antidemocrático de un sector considerable de nuestra izquierda. Lo señalo, como diría López Obrador, "con el debido respeto".

1 comentario:

Anónimo dijo...

que tarado estas ... ENTONCES TU CREES QUE salinas, calderon, beltrones no hicieron frauden en el 2006

Hasta un niño sabe en mexico que nunca ha existido la democracia..

Este blog en vez de atacar a lopez obrador lo fortalece mas.. todos mis amigos panistas aceptan que le hicieron fraude a amlo pero lo que dicen es que era necesario..

Tu estas como lo de bin laden que es terrorista jaja un cliente de la familia bush.. ahi la llevas