Hace un año, AMLO hacía su esfuercito; proponía trenes bala, parques de diversión en las Islas Marías, etc; hasta parecía "presidenciable". Hoy en día, ese político "indestructible" se ha convertido en un escupefuego piromaniaco.
México Liberal ecribe en su más reciente post en La Verdad sea Maldicha, "el éxito del Peje radica en conectar con gran eficacia con la parte más obscura del alma nacional". Pero ¿qué es lo que quiere ver la parte más obscura del alma nacional? ¡Fuego! Quiere ver fuego exhalado de su mesías. Quiere ver al Nerón de macuspana prender fuego a todo lo que odia y teme.
Con cada evacuación piroclástica, AMLO mantiene encendido un movimiento reducido y radicalizado. El último golpe de sus hordas en la presentación del libro de Carlos Tello demuestra que de su movimiento solo queda la absoluta intolerancia y una frustración completamente desbordada.
El discurso piromaniaco de AMLO no apela a la razón, apela a ciertos instintos básicos anidados en la parte más obscura del alma nacional: la venganza, el odio y el resentimiento. Detrás de la fachada del Imperio de la Alegría, hay un edificio perverso construido con los materiales más torcidos y débiles que provee la pequeña y obscura alma del redentor de los zócalos. No es casualidad que AMLO afirme "Yo no odio, no soy rencoroso y porque soy feliz, porque me ha tratado bien la vida y quiero que la gente sea feliz." Nada más lejos de su triste realidad.
No apela a la razón porque su premisa fundamental de que a su llegada a la presidencia terminará el "régimen de privilegios que perpetua e incrementa la pobreza" es falsa. Es una trampa mental pensar que los problemas o las soluciones de un país están concentrados en una persona.
No apela a la razón porque son demasiadas las mentiras y éstas son demasiado obvias, fue increíble cuando salió a decir el 3 de julio que habían 3 millones de votos perdidos cuando en la bitacora de los sistemas del IFE el PRD aparece consultando los datos de las actas con inconsistencias. Fue increíble cuando elogió al Reforma cuando publicó una encuesta que lo favorecía y luego lo denostó cuando se invirtieron las preferencias, igualmente increíble fue su encuesta de los 10 puntos, hoy comprobado que nunca existió. Fue increíble cuando acusó a sus representantes de casilla de estar vendidos, cuando acusó que hubo un fraude cibernético y luego corrigió con el fraude a la antigüita. Mentira tras mentira tras mentira. La historia reciente de AMLO es una larga cadena de mentiras donde el Fraude es el eslabón más importante. Absolutamente nadie en su sano juicio puede creer y mucho menos apoyar a estas alturas a López Obrador a menos que su apoyo este alimentado de pasiones y no de razones.
¿Pero que tanto del discurso de AMLO se explica por su condición limitada, inculta y rupestre y que tanto se explica a partir de su propio público, de lo que quieren oír de él? Un discurso que reduce la problemática nacional a la lucha entre las fuerzas del bien (AMLO) y del mal (Los Señores del Dinero, Estados Unidos, PRI, PAN, los Señoritingos, la Iglesia, etc.) suena más bien a una telenovela barata muy alejada a la realidad. Y al igual que en el caso de las telenovelas, al final, los que rompen los records de rating son los que consumen estos productos. El peje y televisa continuan produciendo contenido malo y barato porque encuentran un consumidor. La excepción a la regla es por supuesto el programa del Peje La Verdad sea Dicha. Su rating, al igual que su calidad, son casi nulos.
Y así el Peje seguirá escupiendo fuego y recorriendo el país para tratar de iniciar el inciendo que derribe el "régimen de privilegios" para dar lugar a su cuarta república, el Imperio de la Alegría.